Explosión de color.
Esta vivienda, ubicada en la ladera de una montaña con vistas fascinantes al Mar Mediterráneo, inicialmente carecía de jardín. Conforme se realizaron los movimientos de tierra y se construyó la casa, surgió un terreno circundante que, al completarse la construcción, se percibió como una oportunidad para crear un espacio integrado en el entorno, permitiendo así conectar la vivienda con la naturaleza.
La prioridad de este proyecto fue asegurar un bajo mantenimiento, una eficiencia óptima en el riego y un máximo ahorro en el consumo de agua. Además, nos propusimos diseñar un jardín estacional que sorprendiera en cada estación del año.
Utilizando zahorra proveniente de una cantera local y piedras seleccionadas de la misma procedencia para los senderos, junto con una cuidadosa selección de plantas autóctonas vivaces y perennes, logramos crear un espacio que se integra armoniosamente con el entorno.
La iluminación elegida realza la belleza natural del jardín, proporcionando un ambiente acogedor y tranquilo.
